Tradiciones

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FIESTA DE LA VAQUILLA

Durante el carnaval aún se celebra la denominada 'fiesta de la vaquilla'. Se trata de la recreación mediante un entramado de madera a modo de escalera, cubierto con tela negra y una cornamenta en su parte delantera, de una vaquilla, que es toreada por los quintos, en una plaza construida para la ocasión con todos sus detalles. No faltan las cogidas y las risas, en una corrida que termina con la suelta de vaquillas para perseguir a los mozos y mozas que corren por las calles del pueblo.

LA CESTA Y LA VARA

También la cofradía de San Antonio formada únicamente por hombres guarda y transmite celosamente sus tradiciones, como la cesta o el cambio de vara. Esto es que, cada año, tres de los hermanos de la cofradía son los protagonistas de la fiesta dentro de ella. La elección se realiza por orden de antigüedad en el censo del grupo y los 'cargos' se ostentan durante tres años. El primer papel es el de la víspera, denominado cesta, como un año anterior al segundo año, cuando el hermano cofrade portará la vara de San Antonio. El tercer y último año se pasa la vara al candidato que el año anterior ostentó la cesta. Además, durante las fiestas, los miembros de la cofradía tienen por tradición acudir a las casas de estos tres hermanos, donde se les agasaja con bebida, pastas y bollos caseros.

LOS QUE ROBAN LO CAVAO

Historia del motivo del porque a la gente de Fuenterrebollo se les conoce y ellos presumen de ello como los que roban lo cavao.

Una tarde, ya calurosa de primavera, un buen mozo, cogiendo el azadón, y las alforjas colgándoselas sobre el hombro, montó en su bici y se encaminó a las viñas, a unos 3 Km del pueblo y linderas con las de su vecino pueblo. Era momento de cavarlas y nutrir esas arenas para luego tener buena cosecha de uva para hacer ese vino de pijacha que contentaba las tardes del aburrido invierno y acompañaba comidas y meriendas, entre amigos, en la bodega. El camino se le hacía pesado, malditas las ganas que tenía, pero el genio del padre obligaba, refunfuñando y a trompicones llegó a las viñas y ni largo ni vivo, sino todo lo contrario, corto y perezoso, allí mismo, bajo la sombra de ese pino, continuó la siesta de la que su padre le levantó hacía un rato, y así hasta que se puso el sol y a casa. La tarde siguiente más de lo mismo y las demás pues más de lo mismo. Tenía engañados a todos, pero su padre, espabilao él, se dio cuenta de que todos los días traía la botella del vino entera -"!Poco reseco pasa este año el mozo, algo pasa!"- Ya sabéis, se sabe más por viejo que por pellejo y, no estando el chaval, se fue por la viña y claro viendo que nada estaba cavado.... -"¡la que le espera con el cinturón esta noche, que se vaya preparando!"-. -"Bueno Juan, hoy me pasé por las viñas y, después de cuatro tardes que llevas, eso sigue igual que el año pasado, te vas a enterar tu de lo que es bueno"- (poniéndose en pie para soltarse el cinturón) y el zagal, vivo como un gitano, -"pero padre si ya tenía todo cavado, a ver si nos han robado lo cavao los del pueblo vecino"-.

Desde entonces a los vecinos de Fuenterrebollo se les conoce por "los que roban lo cavao".